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DISEÑO GRÁFICO, CUADRADOS NEGROS Y PRIVILEGIOS BLANCOS

Este es un blog de diseño gráfico y por lo tanto se centra en cuestiones relacionadas con esta materia. Se están escribiendo muchos artículos en relación al racismo y los privilegios blancos que resultan mucho más didácticos que el que se extiende a continuación, que tan solo reflexiona sobre la manera en la que los diseñadores blancos podríamos sumarnos al movimiento antirracista sin entorpecer, sobre la escasez de profesionales negros en el sector y sobre la necesidad de que pensemos en los motivos. Espero que sea de ayuda.

El asesinato de George Floyd a manos de un policía blanco (Dereck Chauvin) en Minneapolis el pasado 25 de mayo de 2020 ha vuelto a poner en relieve el racismo sistémico que aún sufre nuestra sociedad un problema centenario que junto con el abuso de autoridad (o brutalidad policial) sigue sumando muertes año tras año. El suceso ha provocado una oleada de protestas en todo el territorio estadounidense, que también ha cruzado fronteras continentales y se ha multiplicado en las redes sociales.

Ante este tipo de tragedias, es habitual que los diseñadores utilicen la creatividad para mostrar su apoyo a la causa (en este caso, el antirracismo). No obstante, ha surgido la polémica respecto al posible oportunismo de algunos creadores para hacer autopromoción y entorpecer, algo criticado especialmente en los creativos blancos. A la vez tomaba fuerza la consigna “Silence is violence”, que animaba a los sectores no oprimidos a posicionarse públicamente.

Mural de la artista Barbara Jones-Hogu, uno de los cinco miembros fundadores del colectivo AfriCOBRA (1968) para crear una voz artística coherente en torno al arte negro, que habla de una misma estética cohesionada y de la experiencia del espectador afroamericano.

En esta encrucijada surge una iniciativa que inicialmente parece convencer a muchos: #blackouttuesday, consistente en postear un cuadrado negro para denunciar el racismo e invitar a la reflexión. Aparentemente parece una gran idea: un símbolo poderoso y no personalista en el que no aparece ninguna cara (no es el filtro bandera del “Je suis Charlie”), ningún eslogan ni ninguna ilustración o tipografía que haya podido ser diseñada por alguien.

Este diseño en negro ha tenido muy buena acogida en la comunidad blanca y en el mundo del diseño gráfico, teniendo en cuenta su sencillez y accesibilidad. Es muy probable que el sentimiento de pertenencia o la presión social (muchas veces autoimpuesta) hayan tenido mucho que ver, lo que daría para otro análisis. La cuestión es que las redes sociales se han llenado de cuadrados negros y no han tardado en aparecer detracciones.

El principal problema ha sido que muchos de estos cuadrados (al igual que otros diseños reivindicativos) se subían a la red incluyendo el hashtag #blacklivesmatter, enterrando las publicaciones de denuncia, represión e información relevantes, por lo que desde la comunidad negra se ha animado a su eliminación. Una vez denunciado este problema, también se ha cargado sobre lo anodino y frívolo del gesto (revolución desde el sofá). Otro frente ha sido la denuncia de que la idea provenía de la industria musical, que históricamente ha explotado y robado a artistas negros. Por último, el cuadrado negro se ha convertido en una parodia de sí mismo en el momento en que grandes empresas textiles con fábricas de dudosa moralidad desperdigadas por todo el mundo lo han usado para sumarse a la “ola de solidaridad”.

Como diseñador, el simbolismo de esa marea de cuadrados negros sin eslogan en el feed de Instagram, inicialmente me pareció de una potencia visual abrumadora y quise sumarme a ella – como otros muchos profesionales del diseño o cualquier persona de a pie. Me hizo pensar que si un mínimo porcentaje de todas esas publicaciones se convertían en un punto de partida para una acción real, ya merecía la pena. No obstante, a veces la buena intencionalidad no hace más que entorpecer y el poder visual de esa marea de diseños negros, ese potente ejercicio estético, sirvió más para silenciar que para ser altavoz. Muchos fueron los diseñadores, músicos y artistas que acabaron por eliminarlo. Me sorprendo a mí mismo analizando la cantidad de tiempo que dediqué a la duda de “cuadrado negro sí o cuadrado negro no” en lugar de centrarme en aprender del verdadero problema. Las redes sociales, ya sabéis…

Carteles de Emory Douglas, artista y diseñador gráfico estadounidense que trabajó como Ministro de Cultura para el Black Panther Party (1967 – 1980).

El mensaje más importante destinado a la comunidad blanca es que reflexionemos y pensemos en nuestros privilegios. Pero, sobre todo, que los usemos para cambiar esta persistente situación de injusticia y desigualdad, ya sea protegiendo a la comunidad oprimida (en este caso la negra) o sirviéndole de altavoz.

Pero esto es un blog de diseño gráfico y el contenido que aquí se ofrece ha de tener relación con esta materia. Por lo tanto, ¿qué puedes hacer como diseñador/a? Las reflexiones del estudio brasileño Sometimes Always sobre los privilegios blancos y el sector del diseño son un buen punto de partida para darnos qué pensar. Preguntas del tipo “¿Cuántos estudiantes negros había en tu escuela?” o “¿Con cuántos diseñadores negros trabajas?” son a la vez una clara enunciación del problema.

Capturas del Instagram de Sometimes Always.

Podríamos caer en el error de pensar que esas reflexiones no son aplicables a otros países con menor porcentaje de población de raza no blanca (como España), pero no nos engañemos: Nuestro sector es también un reflejo de nuestra sociedad, donde las comunidades menos favorecidas tienden a ocupar trabajos más duros, peor pagados y de menor especialización. Y esto es un problema sistémico.

En nuestra escuela, La Gauss, solo ha habido dos estudiantes negras en casi 20 años de enseñanza (aunque sí más de otras minorías étnicas) y yo no he trabajado nunca en el sector con un compañero negro o afroespañol. Si echamos un ojo a cualquiera de las listas de “los mejores diseñadores gráficos de la historia”, solo encontramos blancos. Echad un ojo al elenco de profesores de cualquier centro dedicado al diseño o plataforma de cursos online. O, más sencillo. pensad en diseñadores racializados… A mí ninguno se me viene a la cabeza y no creo que se trate de un problema de cuota. He hablado con otros compañeros del sector y el sentimiento es unánime: nos hemos educado sin negros. Y los que trabajamos como docentes seguimos esa tendencia.

Thomas Miller y algunos de sus diseños de la segunda mitad del siglo XX.

Si me pongo a investigar ya empiezan a sonarme algunos nombres y proyectos: Emory Douglas (cartelista del Black Panther Paty – quizá este con un corte más artístico), Thomas Miller (diseñador jefe en Morton Goldsholl Associates en la segunda mitad del s. XX) o los contemporáneos Eddie Opara (socio de Pentagram) y Arem Duplessis (antes en New York Times y ahora en Apple), poco más. Exacto, ninguna mujer, lo que daría para otro post. Además, según investigo para este artículo, todos sufrieron episodios de racismo alguna vez en su vida.

Eddie Opara / AIGA Design Conference / New Orleans, LA.

Me resulta sorprendente la facilidad con la que identificamos el “diseño africano” y su influencia a nivel mundial, mientras que se nos antoja complicado pensar en nombres de diseñadores y diseñadoras de ese continente o residentes en otros y con ascendencia africana. Esto debería hacernos reflexionar sobre la visión predominantemente blanca existente en el diseño internacional, a la vez que plantearnos otras cuestiones como el apropiacionismo. Lo que se multiplica si pensamos en otras disciplinas artísticas.

Arem Duplessis

Por lo tanto, ¿a qué nos animo humildemente desde este pequeño altavoz? Principalmente, a que escuchemos y aprendamos sobre todo lo que la comunidad negra tiene que decir respecto al racismo y cómo ser un buen aliado; a que participemos activamente en esas recomendaciones; a que reflexionemos sobre nuestros privilegios blancos, renunciemos a ellos y los usemos para proteger o dar altavoz a la comunidades oprimidas; a que investiguemos sobre diseñadores de otras razas; a que en lugar de sumarnos a la causa con nuestros diseños, compartamos trabajos de quienes verdaderamente sufren el problema… (ojo, no critico los diseños reivindicativos desde la comunidad blanca, pero habría que evitar protagonismos y replantear la manera en que lo creado sí tuvieran un impacto positivo real – ej. recaudar dinero).

Y, por supuesto, que dejemos de ser simplemente no racistas para convertirnos en antirracistas (y antifascistas –pongo enlace por si surge alguna duda respecto a su significado principal–). Lo que implica que identifiquemos y eliminemos conductas arraigadas en nosotros, en nuestros trabajos y en los que nos rodean. O lo que también se da a conocer como “microrracismos” o “racismo socialmente aceptable”.

Un cuadrado negro no deja ver y la visibilidad es crucial ahora mismo: Tenemos que observar, reflexionar, escuchar, aprender y actuar. Una de las lecciones más valiosas que encuentro en esta explosión de información es la de que debemos encaminar nuestra solidaridad a nuestros territorios y evitar que se quede en algo cibernético, instantáneo y puntual. De nada sirve visibilizar el problema de EEUU si aquí miramos hacia otro lado.

Camisetas solidarias de Bjenny Montero para la comunidad aborigen australiana.

Un ejemplo interesante es la manera en la que el ilustrador blanco australiano Bjenny Montero ha enfocado el problema en su propio país, diseñando camisetas solidarias a beneficio de los aborígenes australianos, una comunidad oprimida y sin apenas voz (lo que podría justificar el hecho de que en este caso su aportación y arte son útiles y necesarios).

Fuente:

Diseño gráfico, cuadrados negros y privilegios blancos